viernes, 10 de noviembre de 2017

La idea de espiritualidad de la gente

La gente suele tener una idea puntual acerca de lo que es espiritualidad. Por regla general, consideran que los espirituales son “puros”, gente buenita que no comete “pecados”. Se suponen que son personas tranquilas, dispuestas a no entrar en conflicto. Algo así como santos. Pero, ¿esto es verdaderamente así? Ya lo veremos más en profundidad.

Si bien en esta época hay mucha gente que desea hacer algo que acaricie o la conecte con su espíritu, es muy probable que solo se queden en eso y no apliquen en la vida cotidiana. ¿A qué me refiero? Si nada más podemos relajarnos en circunstancias favorables, por ejemplo, en tranquilidad, con música relajante y sahumerios, entonces, ¿qué pasa cuando salimos a la calle? Eso es toooooodo un trabajo interno. Y ya que mencioné el tema, la espiritualidad sin trabajo interno, es algo que se queda a mitad de camino. ¿Por qué? Bueno, pongamos el ejemplo mencionado alguna vez, guiándonos por palabras del capítulo 16 de El libro de Dios Amor en su capítulo 16, de Enrique Barrios:

1. El Amor es dulzura
caricia
perdón
misericordia
pero ese es sólo uno
de los lados del Amor

2. Porque Amor es a la vez
justicia
y severidad
tiene un aspecto corrector
que es también protección

3. El Amor es paloma y león
y si no cuenta con ambos brazos
no es verdadero Amor

La gente que gusta de la espiritualidad se suele quedar solo con la parte “paloma” del Amor. Y, por supuesto, al encontrarse con alguien que la saque de su eje en el torbellino de la vida cotidiana, la espiritualidad se fue a tomar una siesta y sale el viejo querido ego a tomar su lugar… No se sabe cuál pueda ser la reacción, pero lo cierto es que la falta de trabajo interno deja las cosas “al azar”. Religión y espiritualidad no suelen fomentar el trabajo interno, aunque perfectamente pudieran hacerlo. Hay una alternativa mucho menos conocida, justamente, porque no está al alcance de las masas: el Esoterismo. Es difícil acceder a esta opción, primeramente, porque hay que conocer a un instructor que se haya formado en una Escuela de esas. Pero si se llegara a conocerlo/a, ya hay un gran paso dado. Resta saber si el instructor termina aceptándolo a uno como alumno. Claro, porque no es que a uno le van a enseñar así porque sí, él debe intentar percibir si el futuro aspirante puede tiene la capacidad de poder separarse, mínimamente, de su ego, y dejar ingresar la enseñanza. Que no es naaaada de fácil, más teniendo en cuenta que contar con la presencia de alguien de carne y hueso que te señale defectos genera una ruptura en la gruesa capa de ego con la que uno viene de la vida “profana”.

Dejo hasta acá ese tema para volver al central: la idealización de lo que debe ser un individuo espiritual, se vuelve un problema para quien intenta entrar en esas temáticas. Porque puede verse forzado a dar explicaciones por errores cometidos, ante la posibilidad de reclamos de los de afuera. Esta idealización o perfección, es uno de los más grandes errores del ser humano. Se ve en todos lados, pero tomemos el ejemplo de la religión: se dice que solo Dios es perfecto. Aun así, se le reclama a las personas que no cometan errores y que sean casi perfectos… al margen de esto, es importante recordar que CADA PERSONA TIENE UN DIFERENTE NIVEL EVOLUTIVO. ¿No podés dejar de comer carne porque te gusta? Y bueno, no te prives de ello. Pero no te condenes tampoco.


Culminando el texto, aliento una vez más a realizar trabajo interno. Observarnos aunque sea un par de veces al día para “cazar” conductas repetitivas, verdaderos “vicios” adquiridos, que si no contrarrestamos intentando dejar de lado, después se nos hará casi imposible, por la “cristalización” de los mismos. Espiritualidad y trabajo interno de la mano, para ser lo más consecuentes posibles con nuestro pensar y proceder, pero sin autoexigirnos al máximo, para no desperdiciar energía inútil. 

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