lunes, 12 de diciembre de 2016

Mente lógica y mente analógica


Este escrito viene a raíz de una respuesta que me dieron a una pregunta que hice (que era más provocadora que otra cosa, porque más o menos entendía el punto; quería que reflexionen sobre lo que me decían).

El tema era la casualidad. Por un lado, me decían que creían en la causalidad. Pero, por el otro, que también creían en la casualidad. Aunque en la suerte no… Esto me contrarió un poco, porque no le veía lógica al asunto. Si creés en Dios, generalmente entendés que es perfecto y que todo tiene su propósito. Entonces, las cosas son causales, o sea, con una causa definida. Punto. Nada más. No es que no se pueda creer en lo otro también, pero sería contradictorio.

Lo mismo pasa con la suerte. Si uno cree en Dios, entonces la “suerte” no tendría mucho sentido. A menos que se la defina, al igual que la casualidad, algo así como “la ley no reconocida”. Tomé prestada una definición de Hermes, en la explicación de su Sexto Principio, el de Causa y Efecto. Más o menos todos lo conocen, es la famosa ley del búmeran: todo lo que uno hace, vuelve (en esta o en otra encarnación, tema complejo); independientemente de si sea “bueno” o “malo”. Esto cierra con la idea general de un Dios que es amoroso y que tiene el control de todo (la idea puede variar, recuerden que antaño lo pintaban celoso, iracundo y vengativo; claro que esto era reflejo de la humanidad de aquel tiempo). Ahora, si el que hablara fuese un ateo u agnóstico, ahí cambia la cosa. Al no aceptar o al dudar de la existencia del Supremo, su discurso de la casualidad estaría acorde con su pensamiento.

En base a lo explicado, debo decir que en el caso que mencionaba al comenzar, la explicación no cerraba con mente lógica ni analógica. ¿Y cuál sería la diferencia?
La mente lógica es la racional, la del cerebro. La analógica, sería la mente “natural”. Claro que es delicado hablar de lo que cada uno considera que es natural en el ser humano. Y cuando uso esa palabra, no me refiero a algo instintivo. O tal vez sí, aunque no meramente instintos primarios. A ver: los animales actúan por instinto, no razonan. Sienten que tienen que hacer las cosas de determinada manera, como un dictado interior. Los seres humanos, por el contrario, solemos racionalizar nuestras actividades. Al ser los únicos seres que tenemos esa capacidad (en este mundo, y sin contar con posibles extraterrestres que vivan por estos lados) se nos debería hacer más fácil tomar consciencia de nosotros mismos. Pero no… la general desconexión con lo natural o el “sentido común” (el menos común de los sentidos, lamentable-mente) hace que no aprovechemos nuestras capacidades. Inclusive, se supone que somos la especie que más amor puede dar. Sí, así mismo. Aunque los perritos sean tan tiernos, ellos valoran mucho más nuestros gestos, porque esta energía amor que tenemos los humanos se irradia con mayor fuerza en nosotros que en cualquier otro animal. Después, cómo usamos esa capacidad, tema de cada uno…

Pero para no desviarme del tema, voy a dar un ejemplo: quienes no creen en Dios, aducen que no lo han visto; por lo tanto, no existe. Desde una mente analógica, uno puede deducir que una Inteligencia Creadora tuvo que haber hecho todo el Universo (o “los” Universos, quien sabe), no puede simplemente expandirse la energía así porque sí. Además, ahí entra en juego la intuición, el sentir interno. Si uno ha experimentado una real sensación de Amor (porque sí, situación difícil, como ser Feliz porque sí), puede llegar a la conclusión que fuimos hechos por Amor, solo porque Dios quiso compartirse con todas las criaturas. Si uno que es pequeño e insignificante, por lo menos comparado con el Sistema Solar simplemente, e inclusive así puede dar amor (ahora con minúscula), ¿qué podrá hacer el Creador de todo? Acá entraría otro Principio de Hermes Trismegisto, el Segundo: Como es arriba es abajo. O sea, podemos llegar a darnos cuenta como serán las cosas en un Orden Superior a través de nuestro comportamiento. Pero no debemos rebajar lo Alto a nuestro nivel, sino más bien a la inversa. Ejemplo prestado de un gran autor y maestro: Egoísmo puede significar con nosotros no compartir algo importante con otra persona. En un plano más elevado, egoísmo puede significar no descender a servir en un orden más bajo de existencia por miedo a perderse entre más bajas vibraciones…

De todas formas, a nivel de mente “científica”, en lo que respecta al tema Dios, entre los cavernícolas y la actualidad, no avanzamos mucho… Claro, ver para creer… sentir lo dejamos para los soñadores y débiles… en fin, así actúa la mente de la masa. El problema está en que la sociedad del mundo no suele actuar NI SIQUIERA CON LA MENTE LÓGICA en muchas ocasiones. Tienen el concepto de que tal cosa no se debería hacer, pero lo hacen igual. ¿Y por qué pasa esto? Ahí entran las entidades negativas (lo “contario” a los seres de luz), pero creo que aún no me animo a expresarme sobre eso.


Les dejo la invitación a que prueben la mente analógica, esa maravillosa mezcla entre la razón y la intuición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario