lunes, 21 de octubre de 2013

Desencarnación 2: Acerca de los velatorios y las flores...



La verdad que nunca había ido a un velorio. Bueno, en realidad, a los 7 u 8 años, no recuerdo de quién, pero tuve que ir porque no me podían dejar solo en casa, lógicamente. Pero de más grande siempre había evadido eso. Creo que me impresionaba el hecho de ver un cadáver.

Hoy tomé una decisión distinta: una tía por parte de mi mamá había fallecido. Ya estaba mal desde hace un tiempo, por lo que, posiblemente, lo que pasó fue lo mejor, tal y como opinaba en su momento acerca de lo de mi abuelo. El tema es que me decidí a ir, más por brindar un pequeño apoyo que por otra cosa. Y así fue. No sin antes observar un detalle que puede ser muy obvio para los demás: siempre hay una florería muy cerca de las cocherías... “Las tumbas son para los muertos, las flores para sentirse bien” plasmaron los Cadillacs. Yo creo que ni tumbas hacen falta, ya he expresado que el cuerpo físico me parece algo que ya no cumple ninguna función cuando el ser que lo habitaba ya no está.

Luego de llegar, pude notar que había 4 salas. Ahí fui recordando de qué manera se lucra con estas cosas. Pero lo más importante fue que, esta vez, si vi a mi tía (o sea, la persona fallecida) en el cajón. Fue algo extraño, debo reconocerlo. Aunque su alma, probablemente, ya no anduviera más ni por ahí ni en ese cuerpo, me dio la sensación como de que estaba REALMENTE estaba descansando en paz.

Me habré quedado una media hora (solo después me di cuenta del tiempo), aunque sin hablar con nadie, más allá de haber saludado a mis familiares. Me quedé observando a la gente. Había algunos hablando, lamentándose, algunos de los más cercanos llorando y otros que podían esbozar algunas sonrisas, como para no contagiarse del clima típico de un velorio. Y a propósito de eso, en un momento empecé a bostezar. Primero, creí que era por el sueño, aunque después me pareció que sería la baja vibra del lugar. Unos minutos después, consideré que ya era hora de irme.

Es una lástima que no nos enseñen de chicos cómo es esto de la muerte, o una cosa distinta a la habitual. En la India, si no me equivoco, hay otra concepción sobre la muerte. A los más chicos se les enseña de entrada lo del abandono del cuerpo físico. No digo que no duela la partida de un ser querido, pero esto del velatorio realmente me parece un asqueroso negocio. Ni hablar, de los cementerios. El dinero que sale realizarlo es increíble.

En fin, cada uno con su creencia, pero cada uno la elige; ergo, puede elegir cambiarla si le parece necesario. No es tan fácilmente digerible, para la mayoría, lo de la desencarnación y, mucho menos, lo de la Reencarnación, pero es una interesante forma de ver la vida. Sobre todo, para los que creen en Dios, porque da la pauta de que estamos en presencia de un Ser maravilloso, que nos da la posibilidad de aprender en distintas experiencias. Si no tenemos el recuerdo de las anteriores (por lo menos no el recuerdo vivo) es porque hay faltas muy duras que cometimos y que, si las supiéramos, podrían hasta matarnos de la vergüenza. El cielo y el infierno, que queden para otro momento. Bah, verdaderos infiernos vivimos en vida, a veces. Y en verdaderos Paraísos nos encontramos, solo que no solemos darnos cuenta de que todo eso es solo un estado mental.

Y para culminar, volviendo al tema de las “faltas” (al Amor, la Ley Fundamental del Universo) que hemos cometido, es muy lógico que nos toque lo que nos toque en esta encarnación o en posteriores. Incluso, en esta misma nos mandamos unas buenas que ni hablar... Solo que no las vemos. Es cuestión de aceptar el error y luego, recordar la situación, para que no lo volvamos a cometer.


Vuelve, 
todo lo que das la vida te devuelve, 
cuando haces el mal te vuelve, 
y si das amor también”…


Axel, “Todo vuelve”.

martes, 1 de octubre de 2013

Conocete a vos mismo, Capítulo 8: La vida eterna (Reencarnación)

Capítulo 8

La vida eterna (Reencarnación)

De entrada voy a aclararles que la mayoría de los temas
de este capítulo son conocidos por mí en la teoría; otros
son percepción, pero una percepción con cierta “lógica”.
Ya veremos eso.
Uno de los grandes misterios es si hay vida después de la vida, o si
todo termina; si vamos, efectivamente, al cielo o al infierno. Tal vez, al
purgatorio mientras se decide... O tal vez, si en realidad todo es vida
y el alma es eterna, sólo que está o no encarnada... Esta última es mi
percepción. La explicación es la siguiente: como yo creo en un Dios de
Amor (es cierto que mejor no hablar de estos términos por separado, ya
que significan lo mismo, pero si uno se lo tuviera que explicar a cualquier
persona, sería más sencillo y breve de esta manera), me parece que no
podemos, simplemente, desaparecer. Tampoco, creo que haya extremos
(el extremismo es una errónea percepción demasiado humana) como el
cielo y el infierno, sino que éstos son estados mentales. ¿¿Cómo?? Sí,
que podemos estar en el mismísimo Paraíso aquí y ahora en la Tierra,
por ejemplo, jugando con nuestro/a hijo/a, abrazando a nuestra pareja,

64 | José Luis Tunich

teniendo relaciones sexuales (preferentemente, con nuestra pareja, o
sea, alguien por quien sintamos amor); con todo el deleite que estas
situaciones pueden causar. Asimismo, podemos caer en el infierno en
este mismo lugar, por la frustración de no conseguir algo muy anhelado,
por la ruptura de la relación con un/a amigo/a o novio/a, por enojarnos
enérgicamente sin razón, etc. Además, al creer en un Dios amoroso,
como si fuese nuestro/a Padre/Madre, jamás podríamos hacernos la
imagen de un tirano; basta con recordar que un buen padre, verdaderamente,
no castigaría ni premiaría en exceso a su hijo porque sí. Más
bien, le enseñaría, no actuaría como un malvado condenándolo a su extinción
total. Entonces, ¿qué mejor que dejarlo vivir su propia experiencia,
aunque dándole consejos también? Existen muchos libros que nos
dejan enseñanzas. Han sido expresadas por seres humanos que fueron
inspirados por una voluntad infinitamente mayor y sabia. Claro que, de
todas maneras, esto no significa que se pudiera evitar la deformación
del mensaje.
Mencionábamos, nuevamente, el hecho de dejar vivir la propia experiencia
al “hijo”. Ajá, otra vez a hacerse cargo... ya vimos este tema
en el capítulo 6. Vamos a añadir que “Como es arriba es abajo”. Esto lo
explica uno de los Principios de Hermes Trismegisto, uno de los grandes
maestros de la Humanidad. Quiere indicar que, así como en realidades
superiores se procede de una manera, en las que están más abajo se
actúa de modo similar. Entonces comprendemos que esta forma de proceder
es efectiva. Claro que el que está un poco más abajo en la espiral
evolutiva suele rebajar lo que mandan a decir los de “arriba” (aquí lo
tienen). Basta con recordar que otro gran Maestro de la Humanidad dijo
“Dios hizo al hombre a imagen y semejanza” para que se termine aceptando
que Dios es como un humano... lo rebajaron bastante ¿no? Difícilmente
se le pueda ocurrir a la masa que, en realidad, la referencia sea
que los humanos tenemos las mismas potestades de Él (potencialmente
hablando, claro que estamos bastante olvidados de estas maravillas...).
Retomando el tema, creo que el alma tiene la maravillosa capaci-

Conocete a vos mismo | 65

dad de ir adquiriendo experiencia a lo largo de las encarnaciones. No
podemos recordar nuestras “vidas” anteriores pero, si afinamos la atención,
tendremos cierta sensación de que no es la primera vez que encarnamos...
ni hablar de la gente que recuerda experiencias anteriores,
o que tiene un deja vu. Entonces, da la sensación que la “película” ya
está escrita, que el tiempo es sólo una ilusión de la mente, como ya ha
sido expuesto por algunos grandes seres de la historia. De modo que...
¿existe un destino pre-fijado y nada podemos hacer? Más bien, creo
que existen muchos caminos distintos, infinitos, más precisamente. Con
CONCIENCIA y en AMOR, podemos elegir los más agradables. Desde el
odio o rencor, por ejemplo, tal vez caigamos en verdaderos infiernos, que
son nada más que momentos, pero de esos que nos marcan. ¿Y quién
eligió ese camino? CADA UNO, ni más ni menos. Pero como no estuvimos
conscientes ni amorosos, obviamente no la íbamos a pasar bien.
Recordemos que no es un castigo, sino la forma que nosotros mismos
elegimos para aprender. Y eso que hay senderos bastante hermosos,
¿eh? Pero no... Teníamos que experimentar lo que NO debemos hacer si
queremos dicha y bienestar. Es justo.
El espíritu es otra cosa: esa parte divina que todos tenemos, lo que
nos conecta, directamente, con Dios. Bueno, ¿qué no es Dios, si su energía
todo lo baña? Pero desde una parte teórica, podemos decir que es
una pequeña parte de la Divinidad, que somos nosotros. No nos adentraremos
mucho más en esta temática porque no es algo muy claro, más
allá de la teoría expresada. El objetivo, es que sepan que no es lo mismo
espíritu y alma pero, lejos de eso, difícilmente alguien pueda hablarnos,
en este mundo y con certeza, de qué se trata.
Pasemos al tema de la desencarnación: habitualmente llamamos
muerte al desprendimiento del alma respecto del cuerpo físico. Como
creemos que somos nuestro cuerpo, o que nos pertenece, pensamos
que cuando llegue el “fatídico momento” vamos a dejar de existir. Ya
vimos que no es así, por lo menos, de acuerdo a la teoría planteada. Y

66 | José Luis Tunich

justamente, basado en ella, les comento que confío en que existe la vida
más allá de la “muerte”. Inclusive, creo que es la prolongación de la vida,
pero más allá de un cuerpo material. Así es, la vida es infinita, como el
Universo, como Dios. Si somos un reflejo de Él... ¿Recuerdan “hechos a
imagen y semejanza”? Nada más que, desde la ilusión, somos una pequeñísima
parte separada. Aunque esta porción también “pertenece” al
Todo. Es un tema complejo, sobre todo, porque es muy probable que lo
intelectualicemos para entenderlo. Es que, en este caso, la experiencia
propia sólo la tendremos cuando desencarnemos; ya que no recordamos
las vividas anteriormente.
También se dice que, antes de volver a encarnar, uno mismo pacta
qué es lo que va a recibir para, luego, mejorarlo. Es decir, trabajar sobre
los errores cometidos en vidas pasadas y aprender; de esta forma,
podremos evolucionar. Todo en la vida es evolución aunque, en muchas
ocasiones, no lo parezca. Lo que pactamos, claro está, lo hacemos desde
una conciencia bastante superior. Se supone que, desencarnados,
estamos en un estado más lúcido. Algunos más adentrados en estos
temas, también sostienen que, cuando nos vamos de este plano, puede
que no reconozcamos qué es lo que nos pasó. Esto puede deberse al
tipo de vida que desarrollamos. Si estuvimos rodeados de gente con oscuras
intenciones, si asesinamos, robamos, etc., es probable que no sea
muy agradable la primera etapa fuera del cuerpo. Lo mismo para aquellos
demasiado apegados al pasado: se supone que siguen transitando
por los lugares que frecuentaban habitualmente por un largo tiempo,
hasta que se dan cuenta de la situación.
Como verán, después de tantas películas de terror realmente bobas,
este tema puede ser delicado. Incluso, para salir del paso y del miedo,
podría ser más fácil tildar de loco al autor del texto... pero no, acá no va
a pasar eso, porque estamos más grandecitos (pero con alma de niños)
y sabemos que no es maduro andar culpando al otro...
Seguimos en lo nuestro: ¿Y con todos pasa lo mismo al irse del cuer-

Conocete a vos mismo | 67

po material? No, claro que no. Aquellos que lograron adquirir cierta conciencia
acerca del tema, pueden reconocer rápidamente lo que les ha
ocurrido y buscar la Luz.
Para ir cerrando esta parte del tema, un consejo para practicar, tal
vez, de los más duros que encontraremos hasta aquí: NO RECORDAR
COMO ÚLTIMA IMAGEN DE UNA PERSONA EL CUERPO FÍSICO MUERTO,
SINO BUENOS MOMENTOS VIVIDOS Y LO QUE ERA REALMENTE EL INDIVIDUO,
O SEA, SU ESENCIA, EL SER. Mucha gente no quiere ir a los
velorios precisamente por eso. Lo que quedó ahí no es el ser que habitó
el cuerpo. Es como un vehículo viejo, gastado, chocado tal vez. Le ha
servido a la persona para transportar el alma durante esta encarnación.
Sí, ya sé que la imagen es fea, pero es necesaria para intentar tomar
conciencia de esto. Además, el cuerpo entra en descomposición, ni siquiera
está sano, como alguna vez lo conocimos en la persona que lo habitó.
Igualmente, esto no significa que no echemos de menos a nuestro
ser querido. Puede que la primera semana sea muy dura, el primer mes
también. Lo cierto es que cada uno tiene su tiempo de adaptación. Ojalá
que no necesiten años para superarlo, sería una lástima; incluso, el ser
que se fue, no querría eso, sino que sigamos nuestra vida adelante y que
seamos felices.

¿A qué venimos? Misión de cada uno

Ya se tocó este tema superficialmente: ¿existe el destino pre-definido
o podemos ir haciendo el camino en la marcha?
Voy a recordarles el concepto expuesto anteriormente: creo firmemente
que el Universo, Dios, el Todo o como lo quieran llamar, “traza” los
infinitos caminos. Nosotros mismos nos encargamos de elegir consciente
o inconscientemente uno u otro. En el caso de que seamos medianamente
conscientes, nos estaríamos haciendo cargo de lo que hacemos.
Y si no nos fuese bien por ese sendero elegido, tal vez equivocamos el

68 | José Luis Tunich

rumbo. Ya no más culpables o, mejor dicho, responsables externos. No
está demás decir que SÍ los hay, no es que hay que creer que todo es
cosa nuestra, pero que lo de afuera no afecte nuestra vida, en todo caso,
adaptémonos al cambio producido por la situación externa.
Yo creo que todos tenemos una misión en la vida. La fijamos antes
de volver a encarnar (parte del karma), aunque desde una conciencia totalmente
superior, como dijimos antes. Esta consciencia mayor vendría
a ser nuestro Yo verdadero, uno más cercano a Dios, al Amor. Digo “la fijamos”
porque se respeta nuestro libre albedrío, como siempre ocurre...
Personalmente, he logrado percibir que, en estos tiempos acelerados,
se está dando un cambio muy profundo a nivel espiritual y la gente
está confundida. Podemos ver grandes actos de solidaridad y, al otro
día, a las mismas personas repudiando a alguien con odio, independientemente
de si sea o no “justificable” el repudio. El odio está y no es muy
bueno que digamos... Entonces, intentemos trasmitir la mayor cantidad
de paz que podamos, ayudando a los demás y haciendo el propio camino
para “aprobar” las materias. Estas asignaturas, son las más importantes
que tenemos que aprender; son correspondientes a la carrera
llamada: VIDA.
No es la intención decirles a qué vinieron exactamente, eso es cosa
de cada uno/a. Más bien, la idea sería que entendamos que cada uno/a
tiene un talento especial para algo en particular. Hay que buscarlo. El
Universo provee, siempre va a haber alguien que sea plomero, electricista,
chofer de micro, piloto de avión, etc. Esto se debe a que sería poco
productivo que no hubiese variedad, además de aburrido... la mayoría
haciendo unas pocas tareas y tan pocos o ninguno haciendo otras. Pasa
que no todos trabajan de lo que les gusta o de acuerdo al verdadero
talento que tienen escondido. En muchas ocasiones, éste no está tan
oculto, pero la persona en cuestión tampoco lo ha desarrollado. Puede
ser que le hayan dicho que no servía para eso o que no haya hecho los
esfuerzos necesarios para pulirlo. También pasa que hay individuos que

Conocete a vos mismo | 69

están frustrados por trabajar de algo sólo para sobrevivir. Claro, estas
personas quieren VIVIR, no sobrevivir. Y qué mejor que hacerlo empleándose
en lo que más les gusta y están capacitados para realizar. Entonces,
los/las que estén dispuestos/as a cambiar, tienen que descubrir
su talento oculto. Luego, manos a la obra, recordemos que si nos quedamos
rezando solamente, nada conseguiremos. Si alguno, además,
quiere rezar y pedir que se concrete su deseo, magnífico también, pero
lo imprescindible es no olvidarse de HACER, o sea, entrar en acción de
manera práctica.
Retomemos un tema ya mencionado: el KARMA. En esta ocasión y
asociado a lo que son las distintas encarnaciones, podemos decir que
el karma no sólo es personal, sino que también es familiar. ¿Cómo? Que
se encarnó en tal familia con un propósito definido. Para todos los integrantes
de ésta, será beneficioso el lugar en el que están. Lo mismo sucede
en demás ámbitos: trabajo, universidad, escuela, pareja, etc. Todo
está perfecto en el Universo, aunque nos cueste asimilar esta idea. En
momentos de tranquilidad, nos será más fácil percibirlo pero, aún en la
adversidad, está claro que lo que nos ocurre es JUSTO lo que necesitábamos;
independientemente de si lo podamos sentir así o no.
Ahora, llegamos a un tema que se viene prometiendo explicar desde
hace unos capítulos: el tiempo. Lo ideal es centrarse en el Presente.
Como ya vimos, nuestra mente va del pasado al futuro y/o viceversa. En
este estado, quedamos a merced de la mente baja. En cambio, cuando
intentamos centrarnos en EL MOMENTO MISMO, es como si empezáramos
a tomar consciencia de la vida más real. En ese instante, es mucho
más importante la percepción, SENTIR, por sobre lo que nuestra mente
quiera transmitirnos (pensamientos, recuerdos, imaginación, etc.). Sin
embargo, si podemos tomar consciencia de ese momento, lograremos
experimentar placer por sentirnos VIVOS de verdad. Estaría bueno que
recordemos, también, que somos NOSOTROS MISMOS los que estamos
allí. Esto, es algo que nos puede pasar en otros momentos de deleite, por

70 | José Luis Tunich

ejemplo, estando en unas merecidas vacaciones. Allí podemos pensar:
“Guau, yo, acá, en la playa. Cuánto tiempo esperé este momento”. Muy
pocas veces nos recordamos a nosotros mismos ya que, generalmente,
estamos pendientes de lo de afuera pero, ¿quién es el que está pendiente?
¿Quién realiza la acción? Parece una bobada, algo sólo psicológico,
pero es muy necesario este detalle. Aunque creo que es otra de las tantas
cosas que debemos experimentar para entender a qué me refiero.
Siguiendo con el ejemplo de la playa, si leen bien, allí hay que tener
cuidado. Me refiero a la oración: “Cuánto tiempo esperé este momento”.
Ya se empieza a etiquetar, teorizar el momento, lo cual desvirtúa la experiencia;
no vaya a ser cosa que la mente comience a sumergirse en
los pensamientos filosóficos tan habituales. Tampoco debemos permitir
preguntas tipo: ¿Lo merezco? Claro que sí, por eso está pasando. Cualquier
cosa, en caso de no merecerlo, ya va a ser aplicada la ley de causa
y efecto y recibiremos lo que merecemos... No, en serio, permitámonos
disfrutar más plenamente de la vida; ni hablar de estos momentos de
consciencia. Enseñémosle a nuestros hijos/as, desde chicos, a disfrutar
de estos momentos. Lo van a entender rápido, porque están habituados
a ellos. No es casualidad que anden casi todo el tiempo contentos. Me
refiero a niños que tienen la dicha de vivir en condiciones “normales”
aunque, aquellos que no tienen demasiados recursos, muchas veces
se las ingenian para jugar con lo que sea y ser felices. Es que, los más
peques, viven en el Presente, aunque luego los vayamos llenando de
pre-ocupaciones, problemas, etc. Es por eso que solemos recordar algún
momento de chicos/as o adolescentes como algo maravilloso, una
etapa que nos gustaría repetir. Pero, ¿por qué? ¿No se supone que hay
que mirar para adelante y seguir creciendo y evolucionando? Claro que
sí, pero es que vivimos con el mandato no escrito de que, mientras más
grandes somos, más serios tenemos que estar y menos juego debemos
realizar... Entonces, nada más quienes tienen hijos pueden tomarse la
libertad de jugar. O quienes están con un chiquito de algún conocido.
¿Por qué sólo eso está “permitido”? No hemos venido a sufrir, a padecer,

Conocete a vos mismo | 71

como tantas enseñanzas dictan (¿dictan? ¿De dictadura?). Cualquiera
sea la misión que tengamos, va a tener alguna parte en la que tengamos
que enriquecer la vida de alguien, la nuestra también. Tal vez, durante
algún período, seamos bastante ignorantes (del alma y de la inteligencia
de la mente alta), pero eso no va a ser siempre así. Solamente por un
corto tiempo, en el que fuimos excelentes maestros para otra persona.
Claro, maestros inconscientes, nada de vanagloriarse... Es por eso que
EN ESTE MOMENTO, AQUÍ Y AHORA, les hago un llamado de atención
para que intenten tomar un cambio de actitud y ser un poco más inocentes.
No lleguemos al extremo de la ingenuidad, eso sería descuido, complicidad
inconsciente con los demás para que nos sobren. Seamos más
felices. Hay momentos en los que, tal vez, tengamos que permanecer
con actitud y mirada serias, pero que sólo sea para la imagen externa.
Aprovecho para decirles que, para mí, la seriedad no es estar permanentemente
con cara de enojado. La seriedad se ve cuando alguien es
responsable, cuando considera al de enfrente. También, cuando hace
chistes (ubicados) para romper algún clima tenso. Me parece muy responsable
alguien que se ocupa de su salud y la de los demás haciendo
reír, con todo lo que significa positivamente para nuestro cuerpo. Al reírnos,
generamos endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”.
Asimismo, las podemos producir, por ejemplo, haciendo ejercicio. Pero
la idea de fondo es que tengamos en cuenta que, en nuestro paso por
esta encarnación, dejemos una linda huella. Que quienes nos recuerden,
lo hagan con alegría, con una sonrisa si es posible. No olvidemos
que nos podemos llegar a cruzar con esas personas en otra encarnación
o “allá arriba” también.
Para terminar, les dejo una reflexión que engloba una especie de
síntesis:
Procedamos en la vida con la mejor actitud posible, haciéndonos
cargo, prestando atención a lo que decimos o realizamos, tratando de
conectarnos con lo mejor de nuestro ser (y de los demás) y combatiendo

72 | José Luis Tunich

con inteligencia al ego. También, sin sentirnos culpables, actuando desde
la consciencia y el Amor; recordando que “algo” vinimos a hacer. Está
en nosotros recordar qué es ese “algo”.

Desencarnación

Alguna vez escribí “Y si desencarnara hoy, ¿qué?”. Pero hoy puedo y voy a escribir, directamente, sobre la desencarnación. Y digo “puedo” porque antes me parecía que hasta que no se fuera alguien demasiado cercano a mí, más bien, tal vez no sentiría la sensación del dolor que queda. No es que sea masoquista, sino por vivenciar en carne propia eso. Tampoco, no es que no se hayan ido seres queridos. Solo que, esta vez, se fue alguien muy cercano.

Estoy escribiendo esto con el asunto consumado hace poco. Hoy, martes 01 de octubre de 2013 a las 06.45 AM. No sé cuándo ocurrió el hecho exactamente, cerca de las 4 y pico de la mañana. Y yo, como que percibí algo. Tuve un sueño en el que mi mamá y mi abuela me llamaban desde afuera de casa. Yo me levantaba e iba a ver qué pasaba, aunque me lo imaginaba. Mi abuela decía “diavolo” (lo cual es raro, porque ella tiene de italiana lo que yo de francés, pero es un sueño mío y algo de  flashero tenía que tener) y yo salía a la calle. Veía un auto, como si fuera el coche fúnebre, aunque no tenía ese aspecto. Ahí, empecé a caminar despacio y a ver todo en cámara lenta. Quería evitar desmayarme, entonces seguía lento y aprovechaba para observar la situación y observarme a mí mismo en ella. Después de todo, algún día iba a llegar ese momento, más con mi abuelo internado desde hace tiempo. Pero me desperté... No era algo real. Por un lado, el reflejo de pensar “menos mal”. Pero por el otro, entender que esta especie de agonía mental, esta incertidumbre que teníamos los familiares seguía. Me acosté nuevamente y tuve el instinto de prender el celu, que se había cargado completamente, cosa que no hago suelo hacer hasta levantarme. Y a los pocos minutos recibí la llamada de mi mamá confirmándome lo que se supone que yo ya había percibido.

A pesar del particular duelo previo que tuve en el sueño, era una situación bastante confusa. Pero luego, entre el viaje de ida y el de vuelta del hospital, tuve tiempo para ir reflexionando y observando mis reacciones. Por cierto, otro dato curioso es que no pude ver el cuerpo de mi abuelo. Cuando subí, ya se lo habían llevado. Está bien, no hacía falta. El Universo dispuso que no vea el viejo ropaje, para que no me confunda. Porque podía pasar que crea que eso que había quedado ahí era mi abuelo. Claro que no: ese ser que en esta encarnación hizo de abuelo materno mío, posiblemente ya no estaba en este plano. Que vaya a descansar en paz. Que se reencuentre con el alma de los que fueron sus padres, ya que últimamente los veía y quería compartir más tiempo con ellos.

Y, ¿qué es la desencarnación? Solo el alma que se va del cuerpo. El verdadero ser abandona el vehículo que utilizó en esta encarnación para transitar. Y se va... ¡quién sabe adónde! Hay una película brasileña muy buena (para mí, por lo menos) que se llama “Nosso lar” (Nuestro hogar) que muestra una interesante teoría de lo que pasa luego de que uno abandona el cuerpo. Y el servicio que se sigue brindando.

Difícilmente se pueda saber que hay “después de la vida”, como se suele decir, aunque para mí, la vida no se acaba. Muerte es un nombre que se le da a eso, la des-encarnación, la salida de la carne. Pero si no sabemos, ¿por qué no optar por creer eso? Si no existiera, no habría problema, ya que no nos vamos a dar cuenta. Y si fuese verdadero, entonces estaríamos preparados para un auténtico Paraíso (nada que ver con las boludeces de cielo e infierno).

Sabía (o percibía) que la vida continúa, pero ahora lo vivencio. Aún no largué el llanto necesario para descargar el dolor contenido porque, no jodamos, doler, duele. Pero en su debido momento llegará, cuando estén soledad. Entiendo que nos tomamos la “muerte” como algo terrible. Así nos suelen enseñar. Pero es que nadie les enseñó algo distinto a los demás tampoco. También, puede pasar que nos duela más el dolor ajeno, como a mí, que me duele la situación pero la acepté. Nunca se sabe como van a reaccionar los demás, tal vez con emociones mas descontroladas.

Las ENCARNACIONES son una distinta cada una (reemplazando a “la vida es una sola”), por eso hay que intentar vivirla lo mejor posible. Y considero que es lindo seguir aprendiendo aunque seamos mayores. “Nada traemos y nada nos llevamos”... en realidad, no creo que sea tan así. El alma guarda los recuerdos y enseñanzas para la siguiente encarnación, eso es lo que nos queda. Solo que puede que todo eso esté muy en el fondo, como para que no veamos los errores garrafales que cometimos y nos sintamos muy mal. Para entender ciertas cosas que nos molestan o que no entendemos como las sabemos, existen las regresiones a vidas pasadas.

Cierro deseándole a ese ser maravilloso que hizo de abuelo mío en esta maravillosa película que es la vida, que pueda descansar un laaaargo tranco, hasta que le toque volver. A algún lado... Mientras, que disfrute de su encuentro con viejas “caras” conocidas...



Y a continuación, y si gustan, les dejo el link del capítulo 8 de mi libro Conocete a vos Mismo: “La vida eterna (Reencarnación)”