domingo, 31 de marzo de 2013

La trampa de los celos


Voy a tocar un tema delicado, demasiado tal vez. Si supieran cómo llegó la inspiración para este texto... a través de un sueño. Y de una situación que no se puede dar ya, no importa por qué, pero los sueños son así. Y en este caso, no era flashero como suele suceder en ellos, o tal vez un poquito sí, pero la situación en sí no era descabellada. Y mejor vamos a ahondar en el tema para no perder tiempo, más teniendo en cuenta que son las 8 am del sábado 30 de marzo del 2013, trabajo a la tarde/noche y tengo que aprovechar el tiempo para dormir; me levanté exclusivamente para escribir esto, ya que no me podía dormir nuevamente, pero porque no siento cansancio.

Los celos son una excelente demostración de los sentimientos primarios del ser humano. Porque parece que hasta los animales los sienten. La diferencia es que nosotros DEBERÍAMOS tener la capacidad de control sobre ellos. ¿Qué, es difícil? Para mí, no lo es tanto, pero esto es como todo defecto o virtud: una cuestión de cada uno, sea fácil, difícil o alguno de los puntos medios, lo importante va a ser el ESFUERZO que se ponga para trasmutar los celos lo que cuente.

Pero este defecto tiene unas consecuencias muy graves: perder a seres muy queridos. Claro, esto se puede llegar a dar si la otra persona se da cuenta de la enfermedad de la relación humana y decide cortar el vínculo. Porque ese es otro tema: el/la que es celado/da, tiene que tener la actitud suficiente para decir “basta o si no chau”. Igual, acá el tema era para ocuparse de la toma de consciencia de quienes son celosos/as.

Hay algo más grave aún: la violencia que pueden producir los celos. Y no me refiero a la física, aunque esa también puede aparecer. Y esto lo digo debido a que, la enfermedad de los celos (tan propagada en la humanidad), genera una deformación de la realidad en la persona afectada. Además, esta no tiene una clara visión de la situación y la imagen sobre la otra persona se modifica negativamente. También, le hace elucubrar pensamientos que solo son puras fantasías (o tal vez no, pero aunque así fuera, luego ese individuo seguiría imaginando cosas, ahora sí, muy probablemente falsas).
Y puede que hasta haya un consecuente maltrato psicológico hacia la otra persona. Acá también está el talento del de enfrente para tratar de hacer razonar al enfermito, aunque a veces no se puede, simplemente, y hay que dejarlo hablar. Lo peor de todo es que ni las mujeres se salvan de llegar a caer, inclusive, en la violencia física por celos, aunque es más común en los trogloditas.

Ahora, reflexionemos: ¿Alguna vez perdimos a alguien por celos o envidia? (Que es un bicho muy parecido, pero algo distinto. Mejor no cambiar el defecto y seguir concentrándose en los problemáticos celos). Está bien, es un tema duro, pero veremos qué se puede sacar de este texto. ¿Alguna vez sentimos algún ataque fuerte de celos? Recordemos que sentimos en ese momento. Tal vez, quede la fea sensación en uno mismo, incluso, físicamente. Pero recordemos qué falta de control en nosotros mismos. ¡Qué vergüenza! (Al menos para mí, es un motivo para avergonzarse el no controlarse por celos internos o solo por perder el control de uno mismo).

Termino releyendo todo y parece que contara mi historia de vida, pero no. O un poquito sí... pero jamás he perdido a alguien por celos. Ojo: solo hace algunos años pude “bucear” dentro de mí mismo y darme cuenta de que ese ladino bicho de los celos sí está en mí, pero creo que no suelo exteriorizarlo. Solo creo...

Así que recuerden: Hay que intentar medirse en cuanto a los celos, no importa cuanto nos cueste. Porque si no, nos puede costar una pareja, una amistad, una relación con algún familiar, etc. Y esto también incluye a las personas del mismo sexo, ya que también puede pasar que un hombre sea muy celoso y le parezca que un amigo siente más afecto por otro y que, por esto, le rompa las bolas. O que una chica le haga la misma escena a una amiga. Y ahora que lo pienso, también puede darse en el caso de una persona homosexual, aunque en este caso, los celos irían dirigidos a su amistad del sexo opuesto... En fin, pa’ todos/as va esto.

Buen día para todos (me vuelvo a acostar, obvio, si trabajo tarde y tengo tiempo para dormir)...

miércoles, 13 de marzo de 2013

Desnudo de alma 2

Esta vez, y en una situación bastante inédita, voy a dejar en evidencia sentimientos amorosos. La verdad que, más bien, quiero expresarme nomás, porque tal vez cada uno está ocupado en lo suyo y no le importe tanto lo que escribo, pero a los más allegados les puede interesar (ya que suelo ser reservado en estas cuestiones).

Que una chica me rechace o acepte una invitación para salir no suele afectarme demasiado, pero esta vez (rechazo, por si hacía falta aclarar lo obvio, pero con respeto de su parte) sí que me quedé tambaleando por dentro. De posibles orígenes serbios o croatas en el apellido, este José Luis Tunich (sí, los nombres con el apellido parecieran no pegar, pero me los pusieron en homenaje a mis abuelos) no suele expresar demasiado su estado de ánimo. Claro, porque como sus ancestros, cree que tiene que ser duuurrrrro, duuurrrrro (así, más que serbio parezco ruso). A pesar de eso, su ánimo a veces se le nota... y puede que mucho... Es que esa morocha de ojos claros, por más que fuese preciosa por fuera, tenía como un aura angelical que mostraba una puerta de entrada a un interior más hermoso aun. No la conozco mucho, pero se nota que es una chica muy dulce.

Para levantarme, rápidamente busqué apoyo en algo primitivo: el fútbol. Y digo primitivo porque sé que, aunque me encante, todo lo que sea competencia lo es. Recordé el espíritu de lucha del Barsa para levantar la eliminatoria ante el Milan, y con buen juego inclusive (que no viene al caso, pero tenía que escribirlo)... Y al famoso Oliver Atom, sí, el de los Supercampeones, con su frase “El partido no ha terminado todavía”. Solo después recordé el Trabajo Interno y su importancia, y que me había tomado un descansito de el. Y cómo, justamente, la semana en la que no hago el esfuerzo de trabajar internamente, me resfrío. Claro, aflojé la ejercitación de los músculos del alma. Todo sumado, me dio como resultado: “Falta de confianza en mí mismo”. Y otras cosas más, pero no voy a dejarlas expuestas acá.

Y volviendo a la angelita con forma terrenal de mujer, en teoría, está saliendo con un chico (qué bueno, porque si estaba saliendo con una chica, ahí sí hubiese sido misión imposible)... La verdad que me lo dijo con su carita de ángel y su vocecita suave y dulce, que le creo todo lo que me diga.
De todos modos, saco como conclusión positiva que este hecho desempolvó lo mejor de mí, que estaba archivado. Porque volví a escribir después de mucho tiempo, además, acudí a la resiliencia, que es como una actitud de transmutación, o sea, de transformar una situación aparentemente negativa, en positiva. Y por otras cosas más que noté internamente. Si todo está perfecto en el Universo, ¿no? Bueno, al menos, quienes creemos en Dios deberíamos pensar así, ya que si no, estaríamos creyendo que el Padre/Madre Amor no sabe lo que hace.

Por último, me parece que tal vez deba mostrarle este escrito a esa chica. Lo veo como una forma de presentación de lo que soy. Porque no estoy censurando nada de lo que pienso y siento. Creo que es lo mejor. Puede ser que quedemos como buenos amigos y salgamos a comer y nos divirtamos.

Me parece que sos una chica que vale la pena, tal como te dije. Pero ahora, como antes, solo depende de vos. ¿Qué decidís, Agus?